Antes de empezar, como cada sábado, la vorágine de los partidos de fútbol, vamos a enseñar un poco el sitio donde juegan actualmente los equipos juveniles del Perines gracias a la colaboración con el equipo propietario del campo el C.D.Pontejos.
LA ISLA DE LA SALUD
En el pueblo de Pontejos, municipio de Marina de Cudeyo, la península de Pedrosa –antaño isla, y cuya denominación popular no ha cambiado– es un caprichoso entrante de tierra que recorta el perfil sur de la bahía de Santander. Durante casi siglo y medio esta finca –hoy propiedad del Gobierno de Cantabria–, de frondosa vegetación y rodeada de una extraordinaria zona marisquera, ha sido testigo del esfuerzo de varias generaciones de personal sanitario por luchar contra las enfermedades de mayor incidencia en cada momento de la historia. Apestados, tuberculosos y, ahora, drogodependientes, se han recuperado en este tranquilo lugar.
Pedrosa tiene una extensión de 1.613 hectáreas, de las que 968 corresponden a la isla y 645 más a tierra firme. Esta ínsula, en el punto sur-occidental de la bahía santanderina, jugó un destacado papel, durante el siglo XIX y comienzos del XX, como lazareto del puerto de la capital. Su carácter de lugar aislado –todavía no existía el puente actual–, convertían a este islote en un enclave ideal para los fines perseguidos por las autoridades sanitarias de la época, vigilantes en todo momento de que las tripulaciones de los barcos que llegaban a puerto –la peste era una patología habitual– no contagiaran enfermedades a la po- Fotos: CÉSAR CEA
Este solar bañado por el Cantábrico reúne las condiciones propias de un parque natural marítimoterrestre.
La finca cuenta con una interesante masa forestal -de dimensiones gigantescas en algunos casos, y adornada con ejemplares de árboles singulares, compuesta por pinos, castaños, acacias, plátanos, palmeras, robles, cipreses, tilos y, sobre todo, eucaliptos.
A pesar del desarrollo urbano e industrial, las marismas que rodean Pedrosa mantienen intactas sus riquezas y su importancia ecológica y paisajística.
Las marismas de Camargo, de Astillero y de Parayas –y Pedrosa es un rico activo de ellas–, reúnen, a juicio de los expertos, los espacios mejor conservados, y el movimiento mareal de la bahía santanderina permite la existencia de una nutrida fauna, que sirve de alimento para el hombre y para las aves que utilizan este espacio como refugio. Lubinas, doradas, chirlas y almejas son algunas de las especies presentes en su entorno.
El marisqueo y la pesca han sido, durante muchas décadas, una importante fuente de ingresos para las familias del lugar. La tradición continúa, y Pedrosa es un privilegiado observatorio del duro trabajo de los mariscadores, con las interrupciones que marca la Consejería de Pesca del Gobierno regional.
Actualmente a la isla sólo pueden entrar los vehículos autorizados, pero son muchos quienes recorren a pie una finca con unas condiciones paisajísticas y naturales excepcionales. No está situada en la ruta natural de acceso al municipio de Marina de Cudeyo por el puente de Pontejos –y que continúa con el que une Pedreña y Somo–, pero los amantes de la naturaleza tienen, a tan solo diez kilómetros de Santander, un enclave no muy conocido que merece la pena visitar. A pesar del desarrollo urbano e industrial, las marismas que rodean a Pedrosa mantienen intactas sus riquezas.
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