Teníamos el reportaje con foto del periódico y estábamos muy contentos de poder dar testimonio de esa hazaña del Perines de aquel año, era lo próximo que iba a poner cuando Javi, siempre Javi, me diera cuenta de todos los nombres, ya lo había hecho y en esas estábamos cuando de repente recibí en el correo esta foto que nos manda Manu (pinchando en ella se amplía y pasando el ratón por encima de ella se puede ver los que la componen).
No sé yo si creer en los duendes de la Mitología cántabra, como el Duende de los extravíos, ese que ayuda a las personas buenas que se pierden en la espesura, parece como que él nos ha ayudado a traer estas fotos que aunque no estaban perdidas si que estaban en algún cajón de Manu esperando a cumplir esta función de recordarnos a toda la familia perinista aquella proeza, a recordarnos a todos los que hemos jugado en el Perines que somos parte de algo inmaterial, de algo que no se olvida nunca, que nos persigue allá donde vayamos, aunque desaparezca, eso siempre quedará para dar cuenta que luchamos por una causa, por un ideal de equipo de amigos, por unas ganas de superarnos y de encontrar nuestro sitio en la vida en una edad que, aunque dura en algunos aspectos, maravillosa por estos recuerdos de tierna juventud.
No sé por qué me vienen a la memoria las palabras de Gilberto Muñiz, hermano de nuestro actual Presidente Arnaldo, que en su libro, para mi muy recomedable, "Perines, un renacer fecundo", explica muy bien eso de: "El barrio nos espera, la gente ya grita, los pies al balón, y el cuerpo en tensión. Chuta, chuta. Perinés Campeón".
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